Llueve,
y las gotas caen por dentro.
-Mi cabeza no carbura cuando pienso,
mi corazón resbala cuando late.-
Llueve,
y no hay paraguas para el alma
más que no llevarla,
y yo la llevo.
Llueve,
y por más que pasa el tiempo
no hay sol que llegue y seque
lo llorado por lo hecho:
Llueve.
Y yo, que no sé nadar,
me ahogo por dentro.