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16 mar 2013

Que empiece la función


 Llego al teatro
y me siento a la obra.
Se levanta el telón de tu sonrisa,
se prenden los focos traviesos de tus ojos
que me iluminan mientras suena  
un silencio de amor que hemos patentado;
actores al escenario.
 Bromas, risas; tragedia y filosofía
llaman a un silencio para pensar.
Saludan los actores al público
y se marchan todos de la escena salvo tú,
que me dices que suba.
Sigue levantado el telón
y siguen encendidos los focos,
ya no suena nuestra callada canción.
Una voz en off se ha despertado
para reclamar su frase en el espectáculo.
"-Que empiece la función."
Llega tarde, piensas.
Yo sonrío,
y niego con la cabeza tu pensamiento:
Llega en el momento perfecto.

Tres son demasiado, no lo que más.

Tres:
Un ángel caído,
uno por caer
y uno que no quiso serlo.
Y yo, pobre mortal,
tuve la suerte relativa
de conocerlos.
Ya no duermo,
mis sueños son suyos.
Ya no vivo,
mi vida es suya.
Una duele,
dos matan,
tres...tres es una locura.
Hay quien dice
que el amor no existe.
Hay quien dice que
la persona de tu vida es única
y quien dice que hay personas
que dejarán marca para siempre,
pero que llegará una que se quede:
Mienten todos.
El amor abstracto no es dibujable,
ni acotable, ni limitado
como lo es el mundo humano.
¿Una? ¿Dos? Tres.
Dicen que es imposible amar
a muchas personas por igual,
eso creen. Y al creerlo,
esa es su realidad.
Abre tu mente, tu corazón,
y no será una la mujer de tu vida,
ni dos, ni tres... Serán las que sean.
Una duele, dos matan
y tres...Tres son una locura.
Pero el corazón no tiene límites, ni lógica,
y si le das tu corazón a una mujer
será una a la que quieres;
si se lo das a dos a dos,
si se lo das a tres tres;
y si se lo das a cuatro o más...
Suerte.

Renunciaré a mi humildad durante 20 versos por ti


Si me das la oportunidad
yo te daré el resto.
Las horas serán momentos,
las noches brillaran en tu recuerdo
y los días pasaran raudos sin rutina o aburrimiento.

El poema que no hube de escribir

Con una mujer me acosté esta noche,
con otra dormí y con otra fuí a desayunar.
Otra fue la invitada a comer a mi casa,
Otra la que llenó su cuerpo con fresas y nata para que yo merendara,
y, otra, la que estuvo cenando conmigo
a la tenue luz de unas lámparas con forma de flor:
Por eso no me creen cuando les digo que las quiero.

10 mar 2013

Noche mágica de Santiago


Algo que decir



Podría empezar diciendo:
Que terrible hastío
el canto de una urraca
en mi pecho vacío.
Su eco se clava cruel y afilado
en las paredes del impío corazón
que guardo en mi, el cual,
pecó al ir a buscar un te quiero
que sonara distinto.

Me la juego a quererte



Me la juego a quererte. Como quien juega a la ruleta apostando tan sólo a su número de la suerte con una seguridad incierta. Y como todo juego de azar, no siempre toca, y no siempre me quieres después
de que apueste a que me vas a querer.
Y aún así...

La emoción del momento,
la ilusión del gran premio;
 me compensa arruinarme mil veces
 si a las mil y una me das otro beso.
 Y si el gran premio es un polvo,
una noche sin frenos,
un te quiero un te amo
aunque sea por el momento,
 ¿cómo no jugar a quererte?
Si el premio final del que gana,
eres tú.

El alma al suelo



Pensé que sería tan fácil verte como lo era en sueños,
me equivoqué.
El alma al suelo, las dudas en la cabeza:
remordimientos, preguntas, anhelos, deseos,
quieros y no puedos, respuestas que aún hoy espero.
En un momento todo, en un momento.
Me comió la lengua el gato de tus ojos.

No tiene por que ser así.






Ayer me asomé a la ventana de mi casa y vi que el mundo estaba triste. Tengo mi casa a ras de suelo, y mi ventana a la altura media de las caderas de la gente que pasa por la acera, de forma que puedo ver sus caras tristes y las que no están tristes, pero no sonríen. Muchas miran el suelo, el resto al reloj: Ninguna mira el cielo o su color, nadie sabe que forma tiene la luna de hoy. Escribí la pregunta en la pared a ver si alguien la entendiera, la gente miraba la pared y luego su reloj y luego el suelo.